La Croqueta
Ya sea de tapa, primero o acompañante es simplemente un plato delicioso y aunque para sorpresa de muchos su origen no es español, llegó a esta tierra para quedarse y ser protagonista.
Comencemos hablando sobre su nombre que viene de la palabra francesa croquer, la onomatopeya de “crujir”, palabra que nos invita a pensar que si la croqueta no está realmente crujiente no debería llamarse croqueta.
La primera croqueta se hizo en Francia como la conocemos actualmente pero sin la béchamel, ya que ambas tienen origen en épocas diferentes. La receta de la béchamel fue creada por François Pierre de la Varenne cocinero del márques de Uxelles, quien la dedicó a Louis de Béchameil de quien tomó su nombre.
Las croquetas nacieron en la corte de Luis XIV y la primera referencia de presentación de ellas tal y como hoy las conocemos data de 1817 de manos de Antonin Carême, un cocinero francés que decidió sorprender en el banquete para el príncipe regente de Inglaterra y para el Archiduque de Rusia con un plato de béchamel recubierta por una capa gruesa y crujiente al que denominaba croquettes à la royale. A partir de ese momento las croquetas pasaron a considerarse un exquisito manjar propio de la nobleza que no llega a España hasta después de 1860, aún así, es casi un plato típico en las cocinas, bares y restaurantes españoles que nos dejan siempre con ganas de comer una tras otra. De bacalao, cocido, pollo o jamón serrano, no dejes de disfrutar de ellas en buena compañía.