Reflexiones para los nuevos emigrantes
El reloj comienza su cuenta regresiva y poco a poco se encarga IMPETUOSAMENTE de borrar los días del calendario. Cada instante se convierte en un intento fallido por ganarle la batalla al tiempo.
Apresuras esos trámites que debías hacer meses atrás y que decidiste ir postergando hasta el último minuto, ya que quizás no terminabas de creerte que era inminente tu partida. Embajadas, bancos, oficinas formaban parte de tu rutina desde el momento que tuviste en mano el billete.
Es probable que la fecha impresa en tu itinerario fuese el resultado de una cuidadosa selección, quizás por ser un mes destacado por el buen clima, o simplemente por resultar el más barato, lo cierto es que a partir del instante en que pasas a tener ese pedazo de papel entre los dedos, paradójicamente todo se desarma y se construye a la vez.
Se desmonta la vida que hasta ahora conoces, comienzas a vender algunas de tus pertenencias para ahorrar un poco de dinero, te paseas por tu trabajo evocando tu primera entrevista, lo nervioso que estabas por conseguir ese puesto y que ahora pasara a ser solo un apartado más de tu currículo, tus familiares y amigos se reúnen para preparar minuciosamente una despedida llena de risas y lágrimas, recuerdas junto a ellos cada experiencia. Al mismo tiempo que crece tu expectativa por todo lo que vendrá, te imaginas siendo igualmente valorado por otras personas que aún no tienen un rostro definido dentro de ese panorama que construyes, donde al igual que tu nueva vida, lo único que tienes claro, son tus esperanzas por alcanzar aquello que idealizaste.
Para lograr esa vida que quieres, necesitas identificar aquellas conductas que te alejan del objetivo principal; “Conseguir ser feliz en otro lugar”. Cuando decides hacer un cambio tan importante debes tener en cuenta varios aspectos para no caer en agobios y frustraciones.
Aprende a mantener una actitud abierta: Ser flexible mentalmente te permitirá pensar, sentir y actuar de forma diferente. De alguna manera, si tuviste la idea de hacer vida en otro entorno es porque tienes la intención de integrarte a esa sociedad y si es ahí donde quieres estar creo que de nada van a servir las quejas o las comparaciones inútiles. Todos los lugares tienen relativamente sus pros y contras. Pero, aun así, te aseguro que ninguno te dejara indiferente.
Todo lleva su tiempo: Toma en cuenta que no todo sucede tan rápido como te gustaría, porque crear una nueva vida es mucho más que simplemente saltar de un lugar a otro. Aprende a tolerar aquello que escapa de tu control y pide ayuda cuantas veces sea necesario. No pienses que mostrar tu vulnerabilidad te hace ver débil, simplemente debes acostumbrarte a que te encuentras en un entorno con recursos diferentes a los que estabas acostumbrado y empezar de nuevo no se consigue de la noche a la mañana.
Atrévete a cuestionar tus creencias: No serán las circunstancias que te rodean en el nuevo entorno lo que te lleve a actuar o a sentir de una manera o de la otra, sino lo que tú crees sobre el significado de esas circunstancias; si crees que emigrar es duro y doloroso probablemente lo sea.
No existen las verdades absolutas: El hecho de que tus costumbres sean diferentes no significa que sean mejores, ni peores. A veces como venezolanos orgullosos que somos pecamos por intentar demostrar al mundo que “lo nuestro es lo mejor” sin tomar en cuenta que esta actitud puede herir la fragilidad de algunos miembros en el país de acogida.
Conviene soltar los apegos: Un proceso migratorio te va enseñando que para no sufrir hay que ir soltando a tus espaldas todo lo que pertenece al pasado y no te permite avanzar. Solo de esta manera podrás abrazar las oportunidades del presente y abrir espacio a las del futuro. Atesora en tu corazón todas aquellas cosas que te recuerdan de una manera nostálgica a tu país, a tu gente, a tus costumbres, pero no conviertas esa nostalgia en una eterna melancolía. Hacerlo solo te llenaría de un sufrimiento que con el tiempo pasa a convertirse en una carga perjudicial para tu nueva vida.
La decisión de emigrar te permite crecer y desarrollar potenciales actitudes con pocos recursos. Es difícil imaginar un proceso tan enriquecedor a cualquier nivel. Aun así, todavía hay personas que se empeñan en simplemente aferrarse a todo lo malo de esta experiencia y tarde o temprano acaban tirando la toalla por sentirse frustrados o incluso decepcionados. Creo que es un error pensar que al principio un nuevo país te va a ofrecer esas comodidades a las que estabas acostumbrado. Sin embargo, nada más alejado de la realidad, lo más probable es que sea el tiempo quien consiga igualarlas – o incluso mejorarlas, así que te invito a ser paciente y flexible ante ese cambio.
Ser extranjero no te hace más ni menos, sino diferente. Aprovéchalo para distinguirte. Las diferencias tienen su lado bueno; te permiten hacerte notar ante un grupo. No olvides que el intercambio cultural es una de las practicas más enriquecedoras de cualquier ser humano, te permite ampliar paradigmas y adentrarte en un sinfín de oportunidades para crecer a nivel personal y social. Las personas listas lo saben, así que aprenden a sacar partido a esas diferencias y si de algo podemos presumir los venezolanos es que somos lo bastante listos como para hacernos notar de una manera especial.
La autora de este artículo es la Coach, especialista en MigraCoaching Patty Cardozo.
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